El Arco del Portillo: Puerta a Otros Tiempos

El Arco del Portillo: Puerta a Otros Tiempos

Saludos, soy Twist, un joven cronista de secretos y buscador de historias ocultas en las piedras de las ciudades. Hoy os traigo una fábula que se despliega en la mágica Córdoba, donde el pasado y el presente se entrelazan en un baile eterno. Acompañadme en esta aventura a través del Arco del Portillo, un portal que une no solo dos barrios, sino dos mundos llenos de misterio.

El Misterio del Arco

En una de mis habituales caminatas por la histórica Córdoba, me encontré frente al Arco del Portillo, también conocido como el Arco de San Francisco. Este antiguo vano, abierto en el siglo XIV, se alza como un guardián silencioso entre la Villa y la Axerquía. Al observarlo, sentí una extraña atracción, como si el arco susurrara secretos de tiempos pasados.


Decidí cruzar el arco, dejando atrás el bullicio del barrio de la Catedral para adentrarme en el barrio de San Francisco-Ribera. Al pasar, una brisa suave me envolvió, y por un instante, el mundo pareció detenerse. Fue entonces cuando noté una inscripción casi borrada en la piedra del arco. Intrigado, me acerqué para descifrarla.

La inscripción, aunque desgastada por el tiempo, parecía ser un enigma: Solo quien ve con el corazón, encontrará el camino a la verdad. Estas palabras resonaron en mi mente, despertando mi curiosidad. ¿Qué secretos guardaba este arco? ¿Qué verdad se ocultaba tras sus piedras?

El Camino a la Verdad

Decidido a desentrañar el misterio, comencé a investigar. Visité la cercana iglesia de San Francisco, donde los ecos de los rezos parecían susurrar historias de antaño. Allí, un anciano monje, al notar mi interés, se acercó y me habló de una leyenda local. Según contaba, el Arco del Portillo era un portal hacia un mundo donde los sueños y la realidad se entrelazaban.


El monje me entregó un viejo mapa, que según él, había pertenecido a un antiguo explorador de la ciudad. El mapa señalaba varios puntos de interés en Córdoba, cada uno vinculado a un enigma que debía resolver para descubrir la verdad del arco. Con el mapa en mano, emprendí mi búsqueda.

Mi primera parada fue la Mezquita-Catedral de Córdoba, un lugar donde la historia y la espiritualidad se funden en un abrazo eterno. Allí, entre las columnas y arcos, encontré una pista: un símbolo tallado en una de las columnas, idéntico al que había visto en el mapa. Este símbolo me llevó a mi siguiente destino, el Alcázar de los Reyes Cristianos.

En el Alcázar, entre sus jardines y fuentes, descubrí un mosaico que representaba el mismo símbolo. Al observarlo detenidamente, noté que las piezas del mosaico formaban un patrón que indicaba una dirección: el Puente Romano. Siguiendo esta nueva pista, me dirigí hacia el puente, donde el río Guadalquivir susurraba historias de navegantes y viajeros.

El Descubrimiento Final

En el Puente Romano, mientras contemplaba el fluir del río, recordé las palabras del enigma: Solo quien ve con el corazón, encontrará el camino a la verdad. Cerré los ojos y dejé que mi corazón guiara mis pasos. Fue entonces cuando lo vi: una pequeña puerta oculta en la base del puente, apenas visible entre las sombras.

Con el corazón latiendo con fuerza, abrí la puerta y entré. Dentro, encontré una pequeña cámara iluminada por la luz que se filtraba a través de las grietas. En el centro, un cofre antiguo descansaba sobre un pedestal. Al abrirlo, descubrí un manuscrito que relataba la historia del Arco del Portillo y su verdadero propósito: unir a las personas a través del tiempo y el espacio, recordándonos que la verdadera conexión se encuentra en el corazón.


Con el misterio resuelto, regresé al Arco del Portillo, sintiendo una nueva conexión con la ciudad y sus secretos. El arco ya no era solo una estructura de piedra, sino un símbolo de la unión y el entendimiento entre los mundos.

Así concluye esta fábula, una historia de misterio y descubrimiento en la mágica Córdoba. Espero que hayáis disfrutado de este viaje tanto como yo. Os invito a acompañarme en futuras aventuras, donde juntos desentrañaremos más secretos ocultos en las ciudades del mundo.

Hasta la próxima, amigos.

Firmado, Twist, el cronista de secretos.

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